De Centauros y libertad
Un homenaje a los Centauros llaneros en el bicentenario de
la independencia colombiana. No se trata, querido lector, de
héroes mitológicos de capa y espada, se trata de personas
como usted y como yo: criollitos, llaneros de alma, que
empuñaron la lanza en Vargas y Boyacá.
Leonardo Fernández Jiménez 1
1 Estudiante de Derecho de la Universidad de los Andes. Nacido en Bogotá,
descendiente de lanceros Llaneros del Pantano de Vargas. Contacto:
L.fernandezj@uniandes.edu.co
Fue en el momento más
crucial de la batalla en el que
Bolívar vio perdida la victoria y en
el que los llaneros salvaron la
patria: ¡Los que sean valientes
síganme, porque en este
momento triunfamos! – exclamó
el coronel Rondón, mientras los
llaneros bajaron por la ladera,
dando con sus lanzas la estocada
final de la victoria. Por ese
recuerdo llanero, iluminado de
amarillo, azul y rojo, que hoy nos
llamamos colombianos.
La gesta independentista de
la Nueva Granada no es un
proceso aislado ni llevado a cabo
por héroes mitológicos de capa y
espada. Por el contrario, el éxito
de la campaña libertadora se debe
a la valentía de hombres y
mujeres precariamente vestidos,
sin mucho qué comer durante la
marcha y con una inmensa
determinación de conseguir la
libertad de su nuevo país. Es este
el caso de los llaneros
neogranadinos provenientes de
Colombia y Venezuela, que ya
desde la revolución de los
comuneros vieron en las llanuras
casanareñas un lugar propicio
para iniciar el proceso de
independencia.
Casanare fue una de las
regiones de la Nueva Granada
más resistentes a la violencia
ejercida por el régimen español
en el territorio, pues ya desde 1781
los casanareños apoyaron los
primeros levantamientos
socorranos contra la imposición
de impuestos a una población
agobiada por un sistema virreinal
discriminatorio. 2
Además de la
llegada por Sogamoso de algunos
de los comuneros a la Provincia
de Casanare, esta región del
Virreinato ya iniciaba la creación
de disgregados movimientos
guerrilleros y pequeñas
escuadras de combate que
persiguieron y expulsaron a las
principales autoridades de la
Corona. Al punto de dejar a
Casanare aislado del resto de la
Nueva Granada y casi libre de
toda autoridad española. 3
Dentro de las primeras
figuras guerrilleras se encuentran
Vicente Cadena, José María
Rosillo y Carlos Salgar.
Originarios de Socorro, fueron los
responsables del robo de armas
enviadas a contener los
movimientos de independencia
en Quito, saboteando los planes
de sometimiento que el Virrey
Amar y Borbón tenía para acallar
los primeros intentos de
emancipación europea en
América 4 . Inclusive desde antes
del 20 de julio y los eventos que en
esa fecha se presentaron en Santa
Fe, los movimientos casanareños
eran – a diferencia de la primera
junta de gobierno en Bogotá – de
un corte decididamente
independentista y su acción fue
contenida por la ejecución de
todos los líderes rebeldes.
Rosillo, Cadena, Salgar y muchos
otros líderes terminarían siendo
perseguidos, ejecutados y sus
cuerpos exhibidos a lo largo de
2 Héctor Publio Pérez, La participación
de Casanare en la guerra de
Independencia: 1809-1819 (Bogotá,
ABC, 1987), 39-44.
3 Pérez, La participación de Casanare en
la guerra de Independencia, 50.
4 Pérez, La participación de Casanare en
la guerra de Independencia, 44-47.
todo el Virreinato, como hubiera
sucedido con los comuneros
algunos años antes.
La represión del régimen
español, más sangrienta en
consecuencia de la falta de
dominio, 5 no lograría su cometido
de frenar la conformación
guerrillera y libertaria de
Casanare. Las guerrillas
casanareñas se fortalecieron
como reacción al método violento
del Virrey Amar, la conformación
de la junta de Santa Fe y la
ejecución de los primeros
rebeldes llaneros. Estas
guerrillas buscaron aún más, la
deposición de la Corona española
por completo. Fue entonces que la
idiosincrasia del llanero
empezaría a jugar un papel clave
en el éxito de la futura campaña
libertadora.
El general José Antonio
Páez escribió sobre las
condiciones geográficas y
naturales del llano en sus
memorias y describía a los
llaneros como “hombres
avesados a manejar toros y vacas
feroces, a montar potros
indómitos, a combatir el tigre, el
caimán y la terrible boa, a
esguazar a nado los ríos, esteros y
caños, en fin, a alimentarse con
leche ácida y carne muchas veces
sin sal”. 6 Así, en las llanuras de
Casanare se inició la
conformación de grupos de
hombres que, aunque
precariamente armados,
conocían el territorio y tenían
suficiente ánimo para derrotar los
nuevos intentos de dominación
española sobre su región.
Si bien la gesta de los
grupos guerrilleros inició desde
antes de 1809, la organización
definitiva de la tropa
independentista llanera se llevó a
cabo después de la Patria Boba y
la llegada de las tropas de Pablo
Morillo a América en 1815. 7
Después de un asedio sangriento a
Cartagena por más de 100 días, las
tropas de la Reconquista
penetraron el territorio
neogranadino por el Río Grande
de la Magdalena hasta llegar a
Santa Fe, bajo el mando de José
María Barreiro. Este fue coronel
de la III división del Ejército
Realista y responsable del
despliegue de “El Terror”,
período durante el cual,
apresurado por no perder el
dominio de la Nueva Granada, el
ejército de la Reconquista
asesinaría poblaciones enteras. 8
Después de desterrarse
para escapar de las tropas de
Morillo, 9 Bolívar volvió a
Venezuela determinado a
organizar las tropas patriotas en
Casanare y dar comienzo a la que
sería la campaña definitiva. Sin
embargo, la organización de la
tropa patriota fue en primer lugar
encomendada al general
Francisco de Paula Santander,
quien llegaría al llano a cumplir
5 Pérez, La participación de Casanare en
la guerra de Independencia, 49.
6 José Antonio Páez, Autobiografía
(Medellín, Editorial Bedout, 1973), Vol.
134, 6, en Pérez, La participación de
Casanare en la guerra de
Independencia, 31.
7 Pilar Moreno de Ángel, Santander
(Bogotá, Crítica, 2019), 175-184.
8 Pérez, La participación de Casanare en
la guerra de Independencia, 61-63.
9 Moreno de Ángel, Santander ,179.
su tarea con el inconveniente de
encontrarse ante una gran
cantidad de grupos disgregados y,
en ocasiones, enemigos en sus
fines. 10 Es cierto que la
conformación de los grupos
llaneros no fue tarea fácil para el
general Santander porque no era
una figura popular en el llano y,
como consecuencia de eso, los
líderes de las desorganizadas
columnas militares de Casanare
no tenían intención alguna de
someterse a su comandancia.
Después de abandonar la
intención de vencer a Morillo en
Venezuela, Bolívar emprendió
marcha a Tame, Arauca. Allí
habría de llegar a reunirse con las
tropas de Santander al haber
acordado aquel punto como el
más cómodo y favorable para
iniciar la marcha hacia el interior
de la cordillera andina. 11 La
marcha por el llano hasta la
cordillera mostraba ser un gran
reto para la tropa, pues ya desde
sus inicios como guerrilla tenía
instrumentos e indumentaria
básica insuficiente para escalar la
montaña y combatir a la tropa
realista de Barreiro que, para
entonces, ya había considerado
desplegar la primera invasión a
Casanare. 12
El que tenía vestido lo
usaba, el que no, montaba
desnudo, su caballo era lo único
(…). 13
La indumentaria del
llanero consistía en un pantalón
corto, conocido como “guayuco” y
algunos pocos tenían el privilegio
de usar camisa y sombrero de
paja. 14 Su arma: el caballo, el
valor y la lanza. Aún con la
precaria condición en que venían
las tropas llaneras, la campaña
granadina inició en junio de 1819
desde Tame hasta Santa Fe.
Además de la pobreza
material de las tropas, la marcha
inició en el período más hostil del
año pues para entonces, la cuenca
del Orinoco se encontraba
inundada. Con más de 2,000
hombres 15 , las tropas de Bolívar y
Santander iniciaron un recorrido
que pasaría a la historia como la
Marcha de los Centauros. La ruta
de la libertad inició en Tame, y
además de pasar los caudalosos
ríos y caños del llano con tarabitas
y a nado, los llaneros ya estaban
expectantes a los primeros
combates contra las tropas de
Barreiro. Este había fracasado en
su primer intento de invadir
Casanare sin tener que combatir
con las tropas patriotas ya que la
difícil geografía llanera le
impidió llegar más allá de Pore,
dejándole ninguna opción más
10 Moreno de Ángel, Santander, 221.
Humberto Merchán Delgado, Casta de
Centauros (Bogotá, Horizonte llanero,
1999), 29-31. Camilo Riaño, La
campaña libertadora de 1819 (Bogotá,
Academia Colombiana de Historia,
1969), 30, 56-57.
11 Moreno de Ángel, Santander , 261.
12 Camilo Riaño, La campaña
libertadora de 1819 : La invasión de
Barreiro a los llanos de Casanare.
(Bogotá, Academia Colombiana de
Historia, 1969), 41-56.
13 José Antonio Páez, Autobiografía
(Medellín, Editorial Bedout, 1973), Vol.
134, 130, en Pérez, La participación de
Casanare en la guerra de
Independencia, 33.
14 Pérez, La participación de Casanare
en la guerra de Independencia, 50.
15 Pérez, La participación de Casanare
en la guerra de Independencia, 172.
que dar marcha atrás para
proteger Tunja y Santa Fe 16 .
Después de iniciar el
ascenso de la Cordillera, las
tropas realistas y patriotas
tuvieron su primer encuentro en
Paya, donde saldrían victoriosos
los granadinos. 17 Al seguir el
ascenso se vieron obligados a
cruzar el Páramo de Pisba, un
terreno frío y desierto, con fama
de muerte, en el que las
temperaturas llegaban al punto
de congelamiento y que había sido
descuidado por las tropas de
Barreiro bajo la falsa creencia de
que los patriotas no lograrían
soportar las terribles
inclemencias del frío.
Después de haber cruzado
el Páramo de Pisba llegó la tropa
patriota a la población de Socha,
sin armas ni caballos, pues el
ascenso a más de 3,900 metros
sobre el nivel del mar obligaba a
dejarlo todo en el camino. En
Socha, los boyacenses les
recibieron con los brazos abiertos
y les suministraron comida,
aguardiente y ropa 18 . Para el 11 de
julio saldrían de Gámeza y el 25
julio de 1819 al mediodía, las
tropas de Barreiro habrían de
encontrarse frente a frente con
las tropas de Bolívar en el
Pántano de Vargas.
La Batalla del Pantano de
Vargas es, sin duda, uno de los
momentos estelares de la
campaña libertadora, ya que las
tropas realistas derrotaron al
ejército patriota en cuestión de
horas. Bolívar vio perdida la
campaña libertadora y contempló
el suicidio 19 . Esto no ocurrió
debido a la bizarra acción del
coronel Juan José Rondón, quien
al mando de 14 centauros llaneros
y después de haber sido
encomendado por el Libertador
para “salvar la patria”, se
desplegó por la ladera del cerro a
la par que gritaba: “¡Camaradas!
Los que sean valientes síganme,
porque en este momento
triunfamos”. Al llamado de
Rondón atendieron 14 llaneros
que iniciaron la derrota de la tropa
del capitán Bedoya,
encomendado por Barreiro en el
Pantano, y quien habría dicho
horas antes: “¡Ni Dios me quita la
victoria!” 20 . Aquellos héroes de la
patria se inmortalizaron como los
Lanceros del Pantano de Vargas
en un monumento que lleva su
nombre, obra del antioqueño
Rodrigo Arenas Betancur que se
ubica en el campo de Vargas,
Paipa. Allí, en el mismo lugar
donde hace 200 años fijaron el
sino victorioso de la campaña
libertadora. 21
16 Camilo Riaño, La campaña
libertadora de 1819 (Bogotá, Academia
Colombiana de Historia, 1969), 54-60.
17 Moreno de Ángel, Santander, 267-
268.
18 Merchán Delgado, Casta de
Centauros, 49.
19 Merchán Delgado, Casta de
Centauros, 80.
20 Peñuela, Álbum de Boyacá, Tomo I,
277.
21 Los hechos del Pantano de Vargas se
encuentran ampliamente relatados en
los siguientes referentes bibliográficos:
Merchán Delgado, Casta de Centauros,
61-88. Cayo Leonidas Peñuela, Álbum
de Boyacá, (Bogotá, 1969) Tomo I, 2ª
edición, 1969, 275-290. Camilo Riaño,
Análisis histórico-militar del combate
del Pantano de Vargas, (Bogotá,
Secretaría de Educación de Boyacá,
1960). Pérez, La participación de
Casanare en la guerra de
La sorprendente acción
militar de los 14 lanceros de
Vargas mostró ser una invitación
al combate y la victoria para las
desanimadas tropas patriotas.
Dentro de los 14 lanceros llaneros
del Pantano de Vargas se
encontraban los hermanos
Bonifacio y Saturnino Gutiérrez,
oriundos de Tame 22 , y de cuya
lanza ya tenían advertencia las
tropas españolas 23 y tátara tátara
abuelos de quien escribe esta
columna. De camisa roída, piel
canela y quemada, se encontraba
también Inocencio Chincá,
oriundo también de Arauca y
quien habría de atravesar a
muerte el cuerpo del capitán
Bedoya en la mitad del campo de
batalla. 24
Con el ánimo de victoria que
había dejado la Batalla del
Pantano de Vargas en los
patriotas, el combate del Puente
de Boyacá mostró ser la derrota
final de los realistas, que aún
mejor armados, vestidos y
alimentados, no lograron
sobrepasar el ataque patriota. 25
Finalmente, el general José
María Barreiro fue capturado en
el Puente de Boyacá por el
adolescente Pedro Pascasio,
quien lo llevaría a los pies del
libertador para posteriormente
ser fusilado en Bogotá. 26
Una vez ganada la Batalla
de Boyacá, el 7 de agosto de 1819,
las tropas patriotas tuvieron
despejado el camino hacia Santa
Fe, donde arribaron tres días
después. Ya en Bogotá, Simón
Bolívar y Francisco de Paula
Santander tomaron la labor de
conformar la nueva República
granadina. Su fundación e
independencia se forjó desde
Tame y por los afluentes del
Orinoco – por Pisba, Socha, Paya y
Paipa – llegó a Santa Fe, en
caballo, con pantalón corto y
sombrero de paja.
En la conmemoración de
los 200 años de la independencia
colombiana y el inicio de la
Marcha de los Centauros, es
nuestro deber exaltar y recordar
la valentía de quienes remontaron
la complicada geografía de
nuestro país para darnos libertad.
No se trata, querido lector, de
héroes mitológicos de capa y
espada; se trata de personas como
usted y como yo: criollitos,
llaneros de alma, que empuñaron
la lanza en Vargas y Boyacá.
Como Centauros, aún miran al
infinito, haciéndonos saber que
las nuevas batallas por la libertad
ahora corresponden a nosotros,
pues ellos ya han hecho su parte.
Independencia, 167-175. Moreno de
Ángel, Santander , 279-282.
22 Peñuela, Álbum de Boyacá, Tomo II,
357.
23 Merchán Delgado, Casta de
Centauros, 58.
24 Pérez, La participación de Casanare
en la guerra de Independencia, 170.
25 Ernesto Tirado Restrepo, Archivo de
Santander, (Bogotá, Águila Negra, 1914)
Vol. III, 169, en Pérez, La participación
de Casanare en la guerra de
Independencia, 170.
26 Pérez, La participación de Casanare
en la guerra de Independencia, 170-174.
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