Pepiando: Descubriendo el Sabor de la Unama en los Llanos Orientales
Bloguera: Laura Mora
Fotografía de: Unillanos. 2013
En la región de los llanos orientales de Colombia, se encuentran auténticos tesoros culinarios en forma de frutas y frutos secos únicos y desconocidos para gran parte del mundo. Uno de estos tesoros es la unama, un fruto que se origina en las palmas que prosperan en los cálidos y tropicales terrenos de la región y en otras pocas zonas de Colombia. Aunque en ciertos lugares recibe el nombre de "milpesos", la unama se distingue por crecer en lo que se describe como ramas "pepiadas", lo que ha dado lugar a la popular expresión local "estamos pepiando", que alude al acto de disfrutar de este alimento.
La preparación de la unama es un proceso tradicional que requiere paciencia y destreza culinaria. Se coloca el fruto en una olla especialmente grande, cocinándolo lentamente hasta que su dura cáscara se vuelva tierna. La pulpa, sin embargo, es escasa en cada "pepa", lo que significa que se necesita una cantidad significativa de estas frutas para deleitarse con su exquisito y dulce sabor.
La unama se disfruta principalmente en su forma natural o a través de una preparación típica conocida como "chicha de unama". Esta deliciosa bebida se convierte en el centro de atención en eventos familiares o en fechas especiales, añadiendo un toque auténtico y tradicional a la gastronomía de la región de los llanos orientales. A continuación, algunas de las típicas formas de preparar este delicioso fruto:
Chicha de Unama:
La preparación de la chicha de unama es un ritual culinario tradicional. Una vez que la unama cocinada ha alcanzado una temperatura tibia, se procede a molerla, separando la cáscara y la pepa del resultado. Luego, se filtra para obtener la chicha, que se sirve con hielo. Esta chicha se presta a otras deliciosas creaciones, como helados, para los cuales se agrega azúcar al gusto, manteniendo viva la autenticidad de esta bebida tradicional.
Aceite de Unama:
El proceso de extracción del aceite de unama es una tradición arraigada. Una vez que la fruta ha sido cocinada, se sumerge en agua durante tres días, permitiendo que el aceite se libere gradualmente. Luego, se retira del agua, se lava y se "pila", es decir, se coloca en un recipiente y se somete a un proceso de maceración. Después de este paso, se separa cuidadosamente la pulpa de la cáscara, y se procede a filtrar la sustancia resultante. A continuación, se lleva a ebullición, y durante el proceso, el aceite emerge a la superficie, siendo recogido con una cuchara. Posteriormente, el aceite se somete a un proceso de ebullición adicional para purificarlo. Este preciado aceite es apreciado por sus propiedades beneficiosas para afecciones respiratorias, siendo a menudo combinado con miel de abeja. Además, se utiliza en aplicaciones dermatológicas. Este aceite es también conocido como "aceite de palma de seje".
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