Predestinados a vivir en el paraíso
Bloguera: Laura Mora
Fotografía de: Laura Mora
Con gran nostalgia, rememoro una de mis canciones llaneras favoritas, "Predestinación" de Aries Vigoth. En esta melodía, el autor pronuncia una frase que siempre evoca buenos recuerdos en mí y en muchas personas que crecimos con el arpa y las maracas en el día a día:
“Que mi barca naufragó
En el mar de tus mentiras
Y debo nadar muy fuerte
Si quiero alcanzar la orilla”
El cantante de esta canción nos recuerda, la grandeza del mar, pero el llano no tiene mar, entonces me gusta creer que pensaba en la inmensidad de nuestros ríos. Crecí con ellos como parte de mi día a día, de mis paseos de fin de semana; los contemplaba y eran parte de mi paisaje, de mi vida. Ahora que vivo fuera del país, con orgullo puedo decir que no solo tenemos los ríos más hermosos del país, sino de toda la región. Sin embargo, ahora me cuesta kilómetros y horas encontrar un río, cuando en los llanos eran accesibles y cercanos.
Por eso hoy, como una enamorada de mi llanura inmensa, quiero recordar brevemente a los colombianos y a los llaneros que tenemos una riqueza inigualable en forma de afluentes de agua que deberían llenarnos de orgullo, así como sus aguas nos llenan de vida el paisaje. Uno de estos es el gran Río Meta, cuya inmensidad e imponencia inspiró, quizás, a muchos autores llaneros, como podría ser el caso de Aries Vigoth.
Con este texto, deseo resaltar la hermosura del río que lleva el nombre de mi departamento, un afluente que es uno de los principales brazos del río Orinoco. El río Meta cuenta con una longitud de 804 km, aunque con sus fuentes supera los 1000 km, de los cuales 785 son navegables. Este hermoso río marca historia al cruzar dos países, uniendo a los llaneros de Venezuela y Colombia. Al pasar por Colombia, atraviesa Arauca, Casanare, el Meta y Vichada. Como dato curioso, la cuenca del río Meta es hogar del exótico delfín rosado.
Cada vez que mencionamos el río Meta, evocamos no solo la impresionante belleza natural que nos rodea, sino también la profunda conexión que compartimos con nuestros paisajes y con aquellos que comparten nuestras tierras llaneras. El río Meta es solo uno de los tantos ríos que tenemos, ¡cuánta riqueza! El agua representa vida, paisaje y belleza. Sin embargo, al recordar lo que damos por sentado en nuestra llanura, a veces corremos el riesgo de perder de vista la verdadera grandeza de lo que tenemos a nuestro alcance, y, sobre todo, la importante responsabilidad que recae en nosotros en cuanto a la promoción y protección de esta riqueza natural, así como de sus especies.
Tiene razón nuestro querido Cholo Valderrama, cuando canta así:
“Si el cielo es un paraíso
Tendrá que tener un llano”
Claro que si el cielo es un paraíso habrá de tener un llano, de lo contrario, viviré en nostalgia pidiéndole a Dios que me regrese al llano. Seguro, lo tendrá, seguro habrá ríos aún más inmensos como los del llano. Me gusta pensar que el llano es un adelanto muy grande, de ese paraíso que siempre nos espera.
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