Un caballo un amigo

Adriana Luque

Todos los que hemos tenido la oportunidad de tener en nuestra vida la dicha de convivir con caballos conocemos el inmenso valor de estos animales. Para mí, el caballo significa un lazo entre la amistad y el cariño sincero, que viene de la mano con el agradecimiento a su nobleza, su entrega y todo lo maravilloso que su compañía brinda al ser humano, que con respeto, se acerca a tan majestuoso compañero.

Desde siempre el caballo ha sido el más fiel compañero del llanero en su vida cotidiana. Es cómplice de largas faenas de trabajo; con su fuerza y habilidad es posible realizar infinidad de actividades que sin su ayuda serían imposibles para un ser humano.

Hablar sobre un caballo con un llanero es hablar de un aliado que hace más fácil sobrellevar los quehaceres de su cotidianidad. Par mí, hablar del caballo es hablar de una parte de lo que ha sido mi vida, es recordar ese momento inmortalizado en mi memoria en que los conocí, en aquel momento aprendí su valor porque entendí que mi vida había tenido la fortuna de cruzarse con un amigo incondicional.

Sé que mi caballo jamás podrá decirme cuál sea su cariño por mí, pero yo sí se cuál es mi cariño hacia él. He tenido la oportunidad de tener en mi vida una yegua que ha marcado mi camino, que me ha regalado tantos momentos de felicidad que no se pueden describir con palabras, que me ha brindado una amistad sincera y me ha enseñado el significado de la perseverancia a su lado. Hablar de ella o de cualquier caballo es hablar del valor de la amistad que se construye con el tiempo. Hoy a Dios doy gracias por el momento en que cruzó en mi vida a mi más valiosa amistad.