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UN JOROPO CIMARRÓN


Una agrupación de música llanera que se ha dedicado a expresar al mundo la existencia de una región llena de diversidad mediante cultura e innovación.

Cielo Valentina Navarro



La música llanera es la exposición clara de una cultura recia que habita las desoladas llanuras colombo venezolanas, aquellas de condiciones extremas que engendran un linaje de hombres fuertes y resistentes que enfrentan diariamente fieras y faenas de sol a sol, en las cuales, como centauros, ellos y sus caballos son un solo ser. Y son aquellas hazañas, aventurar e incluso amoríos, lo que transmite el joropo, donde hasta los instrumentos expresan un sentimiento. Y es que todo lo que el joropo relata siempre está relacionado con el llano, así sea mediante frases metafóricas, expresiones netamente llaneras, comparaciones y descripciones del llano y sus extensos paisajes, o incluso la melancolía de extrañar los linderos y caminos que se dejan atrás cuando se emprende un viaje. Todo aquello se transmite con el arpa, el cuatro y las maracas junto a una voz recia o estilizada.


Justamente esta preciada relación cultural es la que muchas veces complica la divulgación de este género musical, incluso en el resto de Colombia, limitando estás expresiones culturales a las fronteras geográficas de los llanos orientales, donde se conoce y se vive lo que las canciones expresan. Pero esto ha ido cambiando con el pasar de los años, muchos artistas se han encaminado a romper aquellas barreras y llevar su música junto a su cultura a otros rincones del país y del mundo, enfrentando difíciles situaciones de aceptación y adaptación en lugares donde ni siquiera el idioma los une, lugares donde no se conoce la existencia de aquella raza de caballo, ni la paraulata, ni el sombrero pelo e´guama.


Con este propósito de divulgación nace la agrupación musical “Cimarrón”, una idea de amigos que con el pasar del tiempo fue pisando escenarios nacionales e internacionales y en el año 2000 tomó la fuerza necesaria para arraigarse con esta labor, siendo reconocidos por la voz recia e innovación instrumental hasta el punto de ser nominados a un Grammy en el año 2004 bajo la categoría “best tradicional world music” , nominación que hasta el día de hoy continua siendo la única de una agrupación tradicional colombiana y suramericana en “The American Grammy Award”. También fueron los ganadores en “the Independent Music Awards” bajo la categoría de “mejor álbum latino” en el año 2012, y en el presente año fueron nominados a este mismo reconocimiento en dos oportunidades bajo las nominaciones de “mejor canción instrumental” y “mejor canción tradicional del mundo”. Estos y muchos otros reconocimientos, además de artículos publicados por las revistas BILLBOARD, POP MATTERS o el publicado en la página de los GRAMMY AWARDS, sientan la importancia a nivel internacional de la agrupación.


Para profundizar en las cualidades de la agrupación es necesario empezar con el nombre de la misma, el cual es descrito por Carlos Rojas, director de la agrupación, como una Alegoría a la libertad. Al igual que un padrote cimarrón que no conoce soga, corral, ni hierro, marcan un camino propio, manteniendo la autonomía reflejada en un concepto propio del sonido y de lo artístico y siendo así “un joropo cimarrón”. Es esta autonomía la que los ha llevado al estrellato, siendo pioneros de la innovación instrumental en una cultura mezquina a los cambios, logrando forjar un camino innovador que ha traspasado fronteras.


Antes de continuar, se debe entender que es el Orinoco una tierra de culturas, extensas llanuras, selvas y montañas que resguardan llaneros, afrodescendientes e indígenas que basan sus vidas en la naturaleza infinita de sus sagradas e impenetrables tierras. Tierras constantemente generalizadas en el momento de hablar sobre quién las puebla y que marcan el punto de partida sobre lo que la agrupación buscar dar a conocer, siendo uno de sus principales mecanismos la integración de instrumentación nueva en el género musical. Esta siempre se mantiene unida a un pasado y presente raizal, logrando así un conjunto de percusiones y cuerdas que enlazan la historia en una exposición musical.


Al igual que las demás agrupaciones de música llanera, Cimarrón cuenta con una base instrumental tradicional compuesta por el arpa, cuatro y las maracas, manteniendo vivo el núcleo del joropo. Pero de ahí en adelante se puede admirar una combinación de adquisiciones instrumentales y conjunciones rítmicas que retan al espectador a sumergirse en un espectáculo auditivo y visual que combina cultura, tradición y contemporaneidad. Es así como empezaré hablando de unos de los cerebros que idealizó Cimarrón. El director y arpista de la agrupación Carlos Rojas. Nació en San Martín, Meta, y desde antes de la formación de Cimarrón ya era reconocido por su destreza instrumental, especialmente en el arpa. En el año 1982 hizo parte de la delegación de artistas que acompañó al escritor Gabriel García Márquez en el recibimiento del Premio Nobel de Literatura en Estocolmo, Suecia. Para continuar, tenemos a Ana Veydó, la voz principal y la primera voz femenina de la agrupación desde el año 2000 en el cual se integró. Esta carismática mujer es oriunda de Otanche, Boyacá y creció influenciada por la cultura y la música llanera gracias a las estaciones radiales venezolanas que sintonizaba en su pueblo natal. Actualmente es reconocida no solo por su empoderada voz, también por los atractivos vestidos que usa en las presentaciones, con los cuales busca dar un impacto escénico. Estos vestidos son usados dependiendo de las canciones que se interpreten, ya que al igual que la música, los diseños de estos atuendos complementan el mensaje a transmitir. Podemos ver un ejemplo en los colores que van de negro a naranja en su atuendo llamado “atardecer” o el llamado “Orinoco”, en el cual como ella misma dice, se representa como una princesa del Orinoco gracias al tocado de plumas y flores que adornan su cabeza.


Continuaré hablando sobre la peculiaridad instrumental de Cimarrón: se utiliza el Tiple llanero, un instrumento andino que fue reemplazado por el cuatro en Venezuela, también es llamado guitarro, bandolón o grave. El tiple llanero era usado para diferenciar el joropo colombiano del venezolano, pero la incorporación de este instrumento en la agrupación solo busca unificarlo. Por otra parte, está el contrabajo acústico. El caso de este instrumento es contradictorio, ya que a diferencia de innovar como acostumbra la agrupación, esta decidió preservarlo. En un principio el contrabajo acústico acompañó las agrupaciones de joropo, pero tiempo después fue reemplazado por el bajo.


Por otra parte, como comenté algunos párrafos atrás, la agrupación busca dar participación a la descendencia afro e indígena que habita la región Orinoquia, por tal motivo podemos encontrar una sonoridad particular. Si nos enfocamos en la percusión que manejan, a excepción de los capachos (maracas), todos los instrumentos representan la cultura afro; entre estos se encuentran la tambora afrocolombiana, el zurdo afro brasilero y el cajón afroperuano. En contraste, la representación de las comunidades indígenas aparece más viva que nunca en el álbum Orinoco, lanzado en mayo del año 2019. En este álbum se puede encontrar un homenaje a estas comunidades nativas, particularmente en Tonada de la palomita, donde se utiliza el cacho de venado, un instrumento indígena que recuerda la simbología de la cosmovisión de los indígenas del Orinoco de la comunidad Sikuani. Por tal razón el videoclip de esta canción se realizó en los cerros Mavicures en Guainía.


Otro aspecto que llama mucho la atención en la particular agrupación son los duetos que esta hace, especialmente en las presentaciones en vivo, en las cuales cajones afroperuanos, cuatros, bandolas y hasta maracas se enfrentan entre sí en una rivalidad escénica entre los interpretes, que reflejan la fuerza de un llanero enaltecido. En estos duetos hay que resaltar dos cosas: la primera es que algunas veces el dueto es entre cuatro y bandola, una singular combinación que marcó un punto importante en la historia del joropo, ya que no es muy común usar estos dos instrumentos al mismo tiempo. El segundo aspecto a destacar es el papel de los zapateadores, debido a que primeramente se habla de un espectáculo visual que no incorpora la tradicional danza folclórica conformada por el hombre y la mujer, sino que consta de hombres que bailan solos y sumergidos en un estilo más elegante y desafiante, manteniendo sus cuerpos más erguidos por la ausencia de una dama que sostener. Pero la función de estos zapateadores no es solo escenográfica, el sonido que emana de las alpargatas es considerado por Cimarrón como un instrumento muy particular que trae a su música la esencialidad del tradicional parrando llanero en el oriente colombiano, donde zapateadores complementan la sonoridad de las fiestas sabaneras.


Para concluir solo me queda citar las palabras de Carlos Rojas, quien describe el propósito de este proyecto explicando que “el joropo tiene una fuerza interna, una gran emoción por la vida, y es importante que el mundo conozca eso, que el mundo escuche eso y sepa que existe una música que es la expresión de un pueblo que tiene una gran fuerza”. Y eso es lo que este joropo recio y cimarrón se ha dedicado a transmitir en los diferentes escenarios internacionales donde se ha presentado. Ahora se encuentran en su gira mundial Orinoco World Tour 2019-2020, en el cual pasarán por países como China, India, Líbano, Argelia, Inglaterra, Escocia, Gales, entre otros, representando una región ubicada en el oriente colombiano, bañada por la naturaleza y adornada por la humanidad que la puebla a través de sus cantos de ordeño y de vaquería.

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1 commentaire


alejomorasu
11 juin 2021

Esta columna merece ser un artículo en la revista. Bravo!

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