Santidad

Dedicado a Laura, mi mejor amiga.

¿Qué es lo santo? Se cuestionan un montón de viejos seniles e idiotas que, por andar buscando entelequias de mierda, dejan ir la vida como un bus cualquiera.

¿Santo? Dicen ellos y yo les digo, santo es el óleo que escurre por la piernas abiertas de la puta que vende su cuerpo para alimentar a sus hijos.

¿Santo? Santo es el viento melancólico corriendo por los restos chamuscados de la pradera, los restos calcinados por el inofensivo culo de una botella, basura desencajada.

¿Santo? Santo es el niño burlado por el desgaste de su ropa, por la diferencia de su acento, su ascendencia campesina o el brillo opaco de su piel inocente.

¿Santo? Santo es el mendigo que lleva a cuestas su costal lleno de cacharros viejos, recuerdos de una vida rota y un corazón cebado de miradas indiferentes e insensibles.

¿Santo? Santa es la persona a la cual le rompieron el culo en la infancia, el que decide callar y el que decide nunca más guardar silencio.

¿Santo? Santo es el niño drogadicto de familia desgarrada al cual las viejas encopetadas de las iglesias y las altas castas colombianas miran sobre el hombro.

¿Santo? el padre que sufre, la madre que llora, el hijo que se deshilvana ante la injusticia de un estado asesino, de estas castas déspotas y enfermas.

Santo es el sufrimiento de los viejos en las EPS, los derechos violados, las mujeres encadenadas, los niños y adultos incomprendidos, los desvalidos y los enfermos víctimas de este país clasista, fervientes devotos del “vivo vive del bobo”

¿Y el infierno? Esos son los indolentes, los dormidos, los inconscientes, los políticos ególatras, los “abejas”, los académicos encumbrados, los empresarios desalmados, los lamebotas del gobierno y todos esos hijueputas que, creyéndose perfectos, no son más que mortecino.